Editorial

Sin urnas a la vista, los extremos crecen

La suma de socialistas y extrema izquierda imposibilitan una coalición de investidura como la actual, aunque los nacionalistas, todos los nacionalistas, volvieran a cubrirse bajo la enseña del «progresismo».

Natalia Chueca, Alberto Núñez Feijóo y Jorge Azcón, este domingo en el acto del Foro Grandes Ciudades organizado por el PP en Zaragoza. REMITIDA / HANDOUT por PP ARAGÓN Fotografía remitida a medios de comunicación exclusivamente para ilustrar la noticia a la que hace referencia la imagen, y citando la procedencia de la imagen en la firma 09/02/2025
Natalia Chueca, Alberto Núñez Feijóo y Jorge Azcón, este domingo en el acto del Foro Grandes Ciudades organizado por el PP en Zaragoza.PP ARAGÓNEuropa Press

Con respecto a nuestro sondeo electoral de primeros de enero, en el que hoy publicamos –también elaborado por «NC Report»–, crecen en expectativa de voto Vox, Sumar y Unidas Podemos, y pierden apoyos el PP y el PSOE. Pero hablamos de décimas que apenas cambian la correlación de fuerzas que vienen detectando las encuestas desde hace ya más de un año.

Es decir, que Alberto Núñez Feijóo volvería a ganar las elecciones generales, con mucha mayor diferencia sobre Pedro Sánchez, pero sin alcanzar la mayoría suficiente para gobernar en solitario; que Vox recuperaría la mitad de los diputados perdidos en julio de 2023, hasta llegar a los 43 asientos en el Congreso, convirtiéndose en una fuerza determinante; que Sumar sigue en caída libre, que Unidas Podemos no consigue recuperar el espacio político que tenía antes de que la operación de Yolanda Díaz apartara a los morados de su espacio natural y, por fin, que a nuestro juicio es lo más notable de la encuesta, la suma de socialistas y extrema izquierda imposibilitan una coalición de investidura como la actual, aunque los nacionalistas, todos los nacionalistas, volvieran a cubrirse bajo la enseña del «progresismo».

Es cierto que mientras que el PSOE y el PP caen ligeramente con respecto a enero, los de Abascal subirían cerca de dos puntos porcentuales, hasta el 14,3 por ciento, pero no lo harían a costa de los populares, sino gracias al aporte de nuevos votantes, ciertamente, muchos de ellos jóvenes –entre los 18 y los 44 años– pero que, en cualquier caso, son muchos menos que los que declaran su intención de votar al PP o al PSOE. Es sabido que el hecho de que no haya previsión de urnas hasta el final de la legislatura condiciona en parte los resultados de los sondeos, con respuestas mucho más «viscerales» o de «protesta» que si se hubiera fijado una cita electoral, pero esto no significa que Núñez Feijóo pueda relajarse.

Es cierto que, según el sondeo, hay más votantes que se declaran simpatizantes del PSOE que van a cambiar el sufragio por el PP que los que lo harán por Sumar o Unidas Podemos, pero este trasvase de 662.000 votantes, sumados a los 233.000 que cede a Feijóo el espacio de Abascal, no son suficientes para que los populares alcancen esa mayoría que les permita gobernar sin Vox. Por supuesto, hay un voto conservador, el que los medios gubernamentales califican de «extrema derecha», que nunca volverá al PP por razones que están en la mente de todos, lo que no significa que Feijóo pueda renunciar a ampliar su base electoral entre unos ciudadanos poco inclinados a seguir posiciones radicales y que buscan soluciones para los problemas acuciantes. De ahí que sea merecedora de elogios la iniciativa del PP presentada en Zaragoza con el objetivo de mejorar el acceso a la vivienda, especialmente, entre los más jóvenes. Es así, sin demagogia ni frentismo, como Feijóo obtendrá la confianza social.