La defensa y la competividad de Europa se han convertido en los leitmotiv de la política comunitaria en los últimos meses ante el complejo contexto geopolítico y el recrudecimiento de la guerra comercial que evidencia que la industria europea se va quedando atrás. Ambos problemas se han puesto aún más cuesta arriba desde la vuelta de Donald Trump. Y la agenda que se ha impuesto en la UE coincide, en general, con las prioridades que señalan los ciudadanos europeos, aunque tiene excepciones, como es el caso de España.
Según una encuesta del Eurobarómetro, los europeos apuntan a la seguridad y la defensa (36%) como la prioridad en la que deben centrarse las instituciones para reforzar la posición de la UE en el mundo, seguido de la competitividad (32%), que ya ocupaba la segunda posición, pero se ha incrementado en cinco puntos. Los ciudadanos de la mayoría de países europeos sitúan uno de esos dos asuntos en primera posición.
La mayoría de países del este ven la defensa como prioritaria (para el 56% de los lituanos, el 52% de los daneses, el 49% de los finlandeses...) así como los nórdicos o centrales (Países, Bajos, Alemania, Bélgica o Francia, entre otros) están por encima de la media. En el caso de la competitividad, es la principal preocupación en Grecia, Portugal, Eslovenia, Hungría, Bulgaria, Estonia e Italia.
España es uno de los nueve países que no sitúa ni la seguridad y la defensa ni la competitividad en el primer lugar. Un 40% de los españoles coloca, sin embargo, la educación y la investigación como el elemento prioritario de la UE. Coinciden los chipriotas (46%) y los malteses (29%), que sitúan también los valores europeos en primer lugar, al igual que los suecos (40%). La seguridad alimentaria y la agricultura son prioritatios para los ciudadanos de Eslovaquia, Croacia, Rumanía, Austria e Irlanda.
Los datos correspondientes a la encuesta de invierno coincide con el momento en el que Bruselas ha lanzado un paquete para el “rearme” de Europa con el que pretende que los países incrementen en 800.000 millones el gasto en defensa y un Libro Blanco con el que establece la hoja de ruta para los próximos años.
Pedro Sánchez aplaudió las propuestas de la Comisión Europea, pero cuestionó que se utilizara la retórica belicista del “rearme”. En una rueda de prensa en la capital comunitaria el pasado jueves, reconoció precisamente que es necesario hacer “pedagogía” sobre el gasto en defensa y apostó por que se aborde de una manera más amplia contemplando todo el concepto de seguridad. España quiere que en el cómputo del gasto en defensa se incluyan cuestiones como la protección de las fronteras, la ciberseguridad o la preparación contra las emergencias climáticas.
En la reunión de los líderes de la UE se evidenciaron las grietas entre los países del norte y el este de Europa y los del sur, que se visualizan en la importancia que los ciudadanos le dan al asunto de la defensa. “Las amenazas que tiene el sur de Europa son algo diferentes a los que tiene el este de Europa”, expresó Sánchez.
Una inmensa mayoría de europeos (89%) considera que los estados miembros deberían estar más unidos para enfrentarse a los actuales desafíos globales y el 76% creen que la Unión Europea debería tener más medios para encararlos. Se da la circunstancia de que en Hungría, cuyo primer ministro, el ultraderechista Viktor Orbán, se revuelve contra los 'tecnócratas comunitarios' y rompe la unidad en asuntos como la guerra en Ucrania, el porcentaje es superior a la media europea. Así, un 86% de los húngaros consideran que la UE debería tener más medios para hacer frente a los desafíos globales.
A pesar de que la percepción de los ciudadanos sobre la UE se encuentra en máximos, sólo la mitad reconocen tener una visión positiva frente al 34% que la tiene neutral y el 15%, negativa. Los países que están por debajo de esa media son España (49%); Chipre (48%); Estonia, Hungría y Eslovenia (57%); Letonia (42%); Austria, Francia y Eslovaquia (41%); Grecia (38%) y República Checa (32%).
No obstante, la gran mayoría ve beneficioso pertenecer al club comunitario (74% es la media europea) y los más entusiastas al respecto son los malteses (92%), danese, irlandeses y portugueses (91%) y los lituanos y luxemburgueses (90%). En el lado opuesto están los búlgaros (61%) y franceses, griegos y checos (65%). En el caso de los españoles, se sitúa en el 76%. Los principales beneficios que señalan los encuestados son la contribución a la protección de lapaz y el refuerzo de la seguridad (35%, tres puntos más que en el sondeo anterior), la mejora de la cooperación con otros países (34%) y la contribución al crecimiento económico (28%). En España el 38% apunta a la cuestión económica como el principal elemento.